FILIBUSTERO

Los Cancajos me ayuda, pero ¿me cura? Por más que paseo y paseo no se me va… Sigo con la duda, con esa matraquilla interior. Desconozco por qué me abandonaste. Yo siempre te adoré, pero ¡estás bonita! Ahora tengo magua y estoy molido como un zurrón. Camino por el Paseo de Litoral hacia las antiguas Salinas. Siento un inmenso dolor que retumba en mi mente una y otra vez. ¿Ésta sin razón de quién es? ¿Te fallé yo o te equivocaste tú? ¡Quién lo sabrá! No te vas de mi mente. Me vas a chiflar. Observo el molino. Doy media vuelta y regreso a la bahía de la playa de Los Cancajos. Me sumerjo en el agua y me siento filibustero. Emerjo y subo al Mirador. Mi decisión está tomada: - Quédate en tu pueblo y… ¡Jíncate un tuno!